Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos a la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie merece cargar a las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta. John Lennon

domingo, 15 de abril de 2012


Cuando estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando... cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma, de la más simple, de la más cobarde sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento: El no está. Ya no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer. Plaf.
Sí, ese día hubieras querido encontrar a uno de esos magos: colocan un pañuelo sobre una paloma recien aparecida y, paf, de repente ya no está. Ya no está y basta. Ha pasado el tiempo. Dos años. Y ahora saboreo una cerveza. Y acordándome de cómo me hubiera gustado ser esa paloma, sonrío y me siento un poco avergonzada.
Un inmenso ruído envuelto en silencio.
O la cerveza se me ha subido o es el y sus preguntas las que hacen que la cabeza me de vueltas. O el dolor de ese amor aún no olvidado. Ya no entiendo nada.
No hay nada peor que quien espera algo... y no encuentra nada.
El amor, en cambio, es cuando no respiras, cuando es absurdo, cuando echas de menos, cuando es bonito aunque esté desafinado, cuando es locura... Cuando sólo de pensar en verlo con otra cruzarías a nado el océano.

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